Tratamiento inicial tras el diagnóstico
El tratamiento que hoy en día se considera estándar para el DIPG en la mayoría de centros especializados en oncología infantil es la radioterapia focal dirigida al tumor, combinada o no con algún tipo de quimioterapia.
La Temozolamida es una de las quimioterapias más utilizadas, dado que demostró efectividad en gliomas agresivos del adulto. No obstante, su efecto en el DIPG es, al menos, discutible, sobre todo si además tenemos en cuenta su potencial toxicidad en la médula ósea del niño (donde se fabrica la sangre). A pesar de ello, es cierto que en algunos casos ha demostrado cierta efectividad.
Por su parte, la radioterapia destruye las células cancerígenas y habitualmente reduce el volumen del tumor. Aunque hay diferentes tipos de radioterapia, en la mayoría de casos suele administrarse durante el transcurso varias semanas (dependiendo del caso), mediante sesiones diarias durante los días laborables y descansando los fines de semana.
Con el uso de la radioterapia, la gran mayoría de los niños experimentan una importante mejoría, pudiendo llegar a recuperarse incluso en su totalidad. No obstante, en la gran mayoría de casos al cabo de 6 o 9 meses, el tumor progresa de nuevo y los síntomas vuelven a aparecer.
Tratamiento tras la progresión
Una vez se confirma que el tumor progresa de nuevo, los distintos tratamientos que se aplican varían mucho de un centro a otro.
Las alternativas pasan por ofrecer tratamiento de los síntomas exclusivamente, introducir nuevos fármacos o combinaciones de quimioterapia con la esperanza de que el tumor vuelva a estabilizarse, o incluir al paciente dentro de un ensayo clínico. Desafortunadamente, ningún tratamiento ha logrado un impacto relevante en la supervivencia de los niños afectos de este tumor.
Los tratamientos actualmente más comunes en los ensayos clínicos incluyen combinaciones de quimioterápicos como Irinotecan y Etoposido, antiangiogénicos como Avastin (bevacizumab), inhibidores de EGFr como Theraloc (nimotuzumab) u otros inhibidores de vías moleculares (Dasatinib, Erlotinib, etc…) que podrían ser relevantes en el crecimiento de los gliomas. No obstante, para conocer información actualizada de los ensayos clínicos en vigor, se recomienda consultar la web clinicaltrials.gov